| | Con la muleta en la izquierda, Urdiales consiguió bellísimos muletazos en su debut texcocano.
FOTO:
Cortesía Luis Felipe Hernández |
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La seriedad que ha caracterizado a casi toda la actual feria de Texcoco la ratificó Begoña, la ganadería guanajuatense de Alberto Bailleres que crió un encierro serio, con toros de edad y comportamiento adulto.
Ante estas condiciones del ganado lucieron más las faenas de los tres toreros del cartel que si no cortaron orejas por fallar con la espada, sí convencieron a los aficionados.
Diego Urdiales, tarde a tarde se va consolidando en el gusto del público mexicano y no es para menos. Es un torero serio y de mucha clase.
El ruedo de la Plaza Silverio Pérez fue testigo de unos muletazos tersos, de firmeza y torería con un astado que tuvo calidad.
Una faena emotiva pese al viento que no dejó ir mucho más allá.
Pinchó Urdiales y se llevó un fuerte golpe en la cara que lo noqueó. El público lo sacó del callejón para dar una merecida vuelta al ruedo, que le supo a gloria porque en su primero, con un animal peligroso, anduvo digno pero no la pasó bien.
Juan Pablo Sánchez derrochó su personalísimo temple con su segundo toro que terminó por sacar buen fondo, y antes el joven aguascalentense, que anda en un gran momento, se pegó un arrimón. El público por ello lo ovacionó con mucha fuerza.
Arturo Saldívar, sin reafirmar su triunfo del viernes pasado ahí mismo, mostró voluntad y actitud en sus dos enemigos.
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