Rayados no está solo.

Aunque los grupos de animación de Rayados están vetados en todos los estadios del futbol mexicano luego de los escándalo en Puebla, ayer familias regias y algunos barristas de La Adicción apoyaron al equipo en el Estadio Hidalgo.

El veto que aplicó la Comisión Disciplinaria a las barras albiazules en sus duelos de visitante cobró efecto y sólo familias y pequeños grupos de amigos fueron las que llegaron con la camiseta del Monterrey.

"Nada más no vayan a quemar el estadio", le dijo en tono bromista el encargado de uno de los ingresos al inmueble mientras les checó los boletos a la familia Serna, que viajó desde Monterrey sólo para ver el partido.

En la grada, los mas ruidosos a favor del Monterrey fueron aproximadamente 20 seguidores que hicieron su lucha para animar a los jugadores y competirle un poco a la, ahora sí, abrumadora mayoría tuza.

Sin dejar de sentir riesgo por el estigma que pudo crearse hacia los aficionados de Rayados tras los destrozos que causaron en Puebla, los seguidores que no pertenecen a grupos de animación agradecieron el impedimento para los barristas.

"La culpa la tienen las barras de que no hayan tenido el comportamiento adecuado, los verdaderos aficionados estamos apoyando el buen futbol", declaró otro integrante de la familia Serna.

"Estoy de acuerdo con el castigo, fue el adecuado".

Niños con la playera del Monterrey, señoras con bebés en brazos, compadres que viajaron en avión de Monterrey a la Ciudad de México y luego en autobús a Pachuca fue el tipo de afición de Rayados.