¡Qué mala costumbre!
Juan Carlos Jiménez México, Monterrey (27 septiembre 2015)
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  • Los aficionados explotaron por ver sufrir otra vez a sus Rayados, que no salen de la mala racha.
    FOTO: Miguel Ramírez
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  • Los aficionados explotaron por ver sufrir otra vez a sus Rayados, que no salen de la mala racha.
    FOTO: Velia De La Cruz
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  • Los aficionados explotaron por ver sufrir otra vez a sus Rayados, que no salen de la mala racha.
    FOTO: Velia De La Cruz
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  • Amargo empate de Rayados
    Con un penal de regalo, el Monterrey empata 2-2 al Morelia y evita el ridículo en casa.

 Ya se volvió costumbre que tras el silbatazo final en el Estadio BBVA Bancomer un estruendoso abucheo despida a los Rayados.

Antes fueron Santos, Cruz Azul, San Luis, León y ahora Morelia, el rival que viene a complicar al Monterrey y es su afición la que lo termina pagando.

Y aunque los fans albiazules convirtieron el BBVA en una caldera justo antes de que se marcara el penal del empate, al final la gente se hartó y repudió en grande al equipo.

Incluso cuando el técnico Antonio Mohamed y sus jugadores salieron por el pasillo hacia los vestidores, los insultos y las rechiflas de los seguidores subieron de tono, recriminándole a los Rayados el empate.

Una vez más el Monterrey confirmó que es el levantamuertos del futbol mexicano, al no poder derrotar a equipos que vienen a la baja y que resuelven sus problemas en el BBVA, como si la nueva casa rayada fuera el mejor hospital para sanarlos.

Parecía una tarde tranquila para los seguidores albiazules, sobre todo porque La Pandilla comenzó encima del Morelia.

La tribuna muy pronto se encendió y el gol de Pablo Barrera despertó al BBVA, sacando las sonrisas de los fans, sin embargo, muy pronto Morelia apagó la felicidad con "la marca de la casa" al igualar en pelota fija.

Con el empate, la guerra de porras se volvió aislada y después Carlos Ochoa provocó la molestia de los seguidores; la gente arremetió contra Neri Cardozo cuando salió de cambio y contra todo aquel rayado que tocara el balón.

Y pese a la molestia de la mayoría, La Adicción impulsó y contagió al resto y prácticamente la gente hizo que el árbitro pitara un penal inexistente que Edwin Cardona anotó para el empate.
Al final, el hartazgo era notorio. En la cancha los Rayados no saben cómo ganar y en la tribuna su gente ya aprendió a abuchear en el nuevo estadio.



Hora de publicación: 00:03
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