| | Esta es la imagen que publicó 'La Pulga' en su cuenta de Instagram.
FOTO:
Tomada de Instagram |
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Leo Messi prendió ayer un incendio.
"¡Qué desastre son los de la AFA!". Las palabras de La "Pulga" retumbaron fuerte puertas adentro en la Asociación del Futbol Argentino, la AFA a la que se refirió el mejor jugador del mundo.
Fue un golpe duro, inesperado de un ídolo mundial que no suele ser protagonista de la polémica, que a lo sumo está empezando a reaccionar cuando le pegan como sucedió contra Bolivia.
Sentado al lado de su amigo Sergio Agüero, a las 18:18 de Houston decidió descargarse a través de su cuenta de Instagram. Esta vez no era un mensaje de agradecimiento ni nada romántico a su familia, sino una crítica a su propia federación.
La AFA encima la siguió. No le dio corte y, a través de su cuenta oficial, luego explicó que el retraso en el vuelo había sido por cuestiones climáticas ajenas a ellos. Pero no tuvieron el sentido común para entender que si Messi se había quejado y públicamente por primera vez, por algo había sido. La gota que derramó el vaso fue esa espera en el avión, como había sucedido días atrás en uno de los tantos viajes, en Boston.
La albiceleste fue la que más kilómetros recorrió y eso no le gustó al capitán ni al resto. Además, la idea de la plantilla era regresar rápidamente después del partido final contra Chile, soñando con una fiesta en Buenos Aires, esa fiesta que se espera después de 23 años. Pero no, hubo charlas y como la organización puso a disposición el vuelo al día siguiente, ningún dirigente supo cambiar el plan a pesar del pedido del mejor del mundo.
Además, en el grupo de jugadores están cansados de los malos manejos de la Asociación, que está en crisis y semi intervenida por FIFA; con un presidente, Luis Segura, procesado judicialmente por desviar fondos; con un mandamás cuyo entorno llegó a amenazar con sacar a su Selección de la Copa por la amenaza de intervención de AFA. Con dirigentes que llegan y se van de Estados Unidos permanentemente, sin un referente, sin rumbo. Ese rumbo que sí tienen los jugadores y el entrenador: ser campeones después de dos Finales perdidas. Y está claro que si se logra, será todo de los futbolistas en medio de una organización devastada.
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