| | Más de 27 mil personas llenaron el Estadio Monterrey en el duelo inaugural en casa.
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Velia De La Cruz |
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Las luces multicolores de los juegos pirotécnicos rubricaron una noche perfecta para los Sultanes de Monterrey, pero el calor que le dio la afición a su equipo durante todo el partido fue el detonante para que remontaran sobre los pingos, en una velada que terminó espectacular.
Más de 27 mil aficionados colmaron las tribunas del Estadio Monterrey, que lució sus renovadas galas con un color azul y blanco por todos lados que lo hicieron ver majestuoso y funcional, como la noche de su estreno.
Desde temprano se auguraba una gran entrada con cientos de aficionados que desde el medio día buscaron afanosamente sus localidades en taquilla y más aún los minutos previos, cuando el ya tradicional caos vial hacía desesperante el no poder llegar a tiempo para presenciar el lanzamiento inicial.
Adentro, el duelo de porras ya estaba a todo pulmón y en los rostros de los aficionados se percibía el gusto de volver a vibrar y, por momentos sufrir con el encuentro, mientras Jelipe y su porra no cesaban de sonar la sirena como quien llama al ataque a su tropa.
En el palco de Gerardo Maiz, su nervioso invitado Luis Miguel Salvador, presidente de Rayados, apenas si cruzaba palabra, mientras que Jesús Zavala, en la tribuna con sus familiares, se contagiaba y lanzaba porras a los Sultanes, recordando lo que ellos viven en la cancha de parte de sus aficionados.
Del otro lado, las humeantes carnes asadas en la zona de Bleachers y el entusiasmo que generaban sus comensales sirvió para que las más de cuatro horas de juego se sintieran menos.
Al final, todos contagiados alzaron los brazos al cielo en son de triunfo, el primero en casa de los muchos que se esperan logren esta temporada los Sultanes.
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