El superlíder le pegó al campeón y los Rayados ganaron el Clásico 106 gracias a la aparición de un héroe inesperado.

Hace unos meses, su expulsión cambió por completo un Clásico que iban ganando y perdieron, anoche, un gol de Efraín Juárez les dio a los Rayados la victoria en el primero que se jugó en el Estadio BBVA Bancomer. 

Walter Ayoví cobró una falta desde la banda izquierda y Juárez, casi sin brincar, logró conectar el balón entre Juninho y José Rivas para marcar a los 48 minutos un gol que decidió el Clásico.

Los Rayados llegaron a 13 juegos sin perder en la Liga en el "Gigante de Acero" y alcanzaron su triunfo número 36 en Clásicos para ponerse a uno de Tigres en la serie histórica.

Al mismo tiempo, salieron del "Gigante de Acero" como superlíderes cuando ha transcurrido medio torneo, al llegar a 21 puntos. En cambio, los Tigres se quedaron en 14.

Los Rayados salieron a la cancha con la premisa de quitarle el balón a Tigres. Y así lo consiguieron durante los primeros 15 minutos que se jugaron en el campo felino.

El Monterrey avisó con un disparo de media distancia de Pabon, que atajó el arquero albiazul Nahuel Guzmán, pero eso desató la respuesta de unos felinos que pudieron irse al descanso con ventaja en el marcador.

Los Tigres adelantaron líneas, empezaron a jugar en campo rival y crearon ocasiones para anotar. Guido Pizarro casi se convierte en el primero en hacer gol en un Clásico disputado en el "Gigante de Acero", pero su remate con la cabeza se fue por encima de la portería de Jonathan Orozco.

Era otro partido al que se jugó al principio. Ahora, los albiazules buscaban salir con pelotazos largos, por la presión alta que ejercían los auriazules. Dejaron de circular el balón por la zona de volantes y Tigres se hizo del balón y el control del juego.

El corazón de más de 52 mil aficionados rayados se detuvo, cuando Gignac y Jurgen Damm hicieron una pared, el mexicano le puso medio gol al francés, pero éste falló a pesar de tener la portería abierta. Silencio y después se podía escuchar el suspiro cargado de alivio de miles.

Esos miles de aficionados rayados aprovecharon el descanso para recuperar el aliento, el suficiente para gritar a todo pulmón el primer gol en la historia en el BBVA Bancomer y que ponía adelante a los Rayados, cuando sólo minutos antes habían estado más cerca los Tigres de hacerlo.

Además de controlar a Javier Aquino, quien pasó inadvertido, Juárez se sumó al ataque con una jugada a balón parado y conectó el centro de Pabon para poner el 1-0 apenas iniciado el segundo tiempo.

Cuesta arriba, los Tigres perdieron el rumbo. Ricardo Ferretti, en busca de evitar su octava derrota en Clásicos quemó todos sus cartuchos. Metió a Damián Álvarez y Lucas Zelarayán. Después ingresó Héctor Mancilla.

El Monterrey, que venía de recibir cuatro goles ante el Cruz Azul, mantuvo a raya a la ofensiva hasta que la expulsión de Walter Ayoví trajo de vuelta los recuerdos del Clásico pasado.

De hecho, mantuvieron aislado por completo a André-Pierre Gignac todo el partido en otra destacada actuación del joven César Montes.

Pero los últimos 20 minutos del juego se disputaron en el campo de los albiazules, que se parapetaron con una línea de cinco en defensa y sus 10 jugadores en el campo.

Los Tigres atacaron de manera impulsiva y sin orden, pero en tiempo de compensación, cuando el BBVA Bancomer estaba en punto de ebullición, Zelarayán por poco y anota el empate en una jugada personal, pero voló su disparo.

El silbatazo final desató un festejo largamente contenido. Los Rayados cortaron una racha de siete Clásicos sin ganar y, por fin, Antonio Mohamed celebró un triunfo en Clásicos.