Serena Williams recibió anoche una cálida bienvenida con música de mariachi, le regalaron flores, carne seca y unas glorias. finalmente sí llegó, pero no jugará en el Whirlpool Abierto Monterrey 2012.

La tenista estadounidense de 30 años aterrizó en el Helipuerto Francisco Garza a las 19:34 horas acompañada de su manager, su guardaespaldas y una amiga.

El ausente fue su padre Richards Williams, quien había confirmado su presencia en la Ciudad.

Serena declinó ayer jugar de último momento en el Abierto regio y a través de un comunicado del comité organizador se informó que se resintió de una lesión en el tobillo izquierdo que presentó al inicio de la temporada en el Torneo de Brisbane.

Williams se recuperó y jugó después el Abierto de Australia donde perdió en Octavos de Final y ahora seis semanas después de su participación en el primer Grand Slam del año, anunció de manera sorpresiva que no jugará por esta lesión que se presentó en su último entrenamiento previo a su arribo a la Ciudad.

La estadounidense fue recibida anoche con "El Son de la Negra", al mismo tiempo que el director del torneo, Hernán Garza, la abrazó y le regaló un frondoso ramo de lilis.

"¡Negrita de mi pesares a todos diles que sí.!", era el canto del mariachi Santa Fe y el cual tuvo que llamar a su "equipo B" porque los titulares aguardaban a Serena en el Aeropuerto del Norte, pero de último momento fue trasladada en helicóptero.

Después se escuchó "El Cielito Lindo" y el "Corrido de Monterrey".

Serena vestía una gabardina de color negra con gris, botas y una gorra de su patrocinador Nike. Se mostró sonriente y sorprendida por la cálida bienvenida, hizo un ligero movimiento de hombros, un pasito de baile.

Serena no dio declaraciones y mientras escuchaba el "Corrido de Monterrey", Rafael Vélez, director de prensa del evento, la llevó a una camioneta para trasladarla al hotel.

La estadounidense ofrecerá hoy una conferencia de prensa y una exhibición de tenis sobre las aguas del Paseo Santa Lucía y los aficionados que esperaban verla jugar en el Abierto Monterrey se quedarán con el deseo y esa emoción que ya es pasajera.