Los miembros de la selección de futbol de Inglaterra hicieron una visita relámpago a la mayor favela de Brasil, pero los observadores se preguntan si se logró algo más que una demostración para guardar las apariencias.

Cinco jugadores de Inglaterra, Daniel Sturridge, Danny Welbeck, Adam Lallana, Jack Wilshere y Fraser Forster, visitaron el lunes Rocinha, una colección de bloques de edificios de hormigón que alberga a 70 mil personas en Río de Janeiro, amontonadas por una empinada ladera de una montaña de granito.

La seguridad fue estricta para la visita, que incluyó una demostración de capoeira, un arte marcial afrobrasileño. Los jugadores también patearon la pelota con los niños y las niñas en un maltratada cancha sintética.

"Pone todo en perspectiva", dijo Lallana.

"Es genial ver en este lado de Brasil a los niños divirtiéndose. Es muy bueno para ver las distintas culturas", agregó.

La visita, sin embargo, se vio como una suerte de manipulación oficial de los organizadores de la Copa del Mundo, un ejemplo de la popular frase local "para inglês ver", que significa que algo se hace sólo para guardar las apariencias.

En el complejo deportivo donde la policía y los soldados fuertemente armados montaban guardia mientras aviones no tripulados con cámaras del tamaño de una maleta supervisaban el evento en caso de problemas, los jugadores al menos trataron de entrar en el espíritu del Mundial.

Sturridge y Welbeck hicieron todo lo posible para unirse a los niños y realizar las volteretas del capoeira, mientras que el dirigente de la federación inglesa Trevor Brooking dijo que la organización haría una donación de "cinco cifras" para el complejo deportivo.