Rayados conquistó su cuarta Concachampions. FOTO: José Aguilar Compite Alonso para ganar Técnico de Rayados destaca que nunca compite para perder, como podría pensar la afición o la prensa.

A Tigres le duró poco el gusto y a los Rayados les tomó menos de año y medio tener su revancha. La Final Regia de la Concacaf se pintó de azul y blanco en el "Gigante de Acero".

El "más internacional de Nuevo León" lo volvió a hacer y confirmó su dominio más allá de las fronteras al conquistar anoche su cuarto título de la Liga de Campeones de la Concacaf.

El 1 de mayo es una fecha que debe quedar marcada en el calendario de todo rayado, porque volvieron a ganar la "Concachampions" exactamente seis años después.

Y al mismo tiempo se sacaron la espina clavada que tenían desde aquel 10 de diciembre del 2017, cuando los felinos les habían ganado la Final del Torneo Apertura 2017 en la Liga MX.

De la mano de Diego Alonso, el Monterrey manejó la ventaja obtenida en la ida y con un empate 1-1 alcanzaron la gloria por marcador global de 2-1 que no permite regateo alguno. El Monterrey fue mejor en los 180 minutos y reclamó el trono del norte y de la confederación.

Con este, ya son cinco campeonatos de la Concacaf que los Rayados pueden presumir en sus vitrinas. Además de las cuatro "Concachampions", en 1993 ganaron la Recopa.

Alonso, que había vencido en una Final de este mismo torneo a los Tigres de Ricardo Ferretti, pero al frente del Pachuca en el 2017, le volvió a ganar el duelo al "Tuca".

La fórmula fue parecida a la del juego de ida en el Universitario, asfixió a Tigres con la presión alta, le cerró cualquier camino y desactivó cualquier intento de reacción.

A Rodolfo Pizarro le cometieron un penalti, Luis Rodríguez se comió la finta y lo derribó en el área. Sánchez lo cambió por gol y enfiló a los Rayados a un título que tuvo tintes de drama.

Ferretti mandó a la cancha para el segundo tiempo a André-Pierre Gignac y Javier Aquino, quienes pintaban para ser titulares antes del juego, pero iniciaron como suplentes.

El Monterrey cedió el mediocampo y después avisó que iban a defender sus dos goles de ventaja con una línea de cinco defensas al entrar a César Montes por Avilés Hurtado.

Quedaba media hora y Marcelo Barovero acababa de salvar un cabezazo de Gignac.

El travesaño le negó el gol a Funes Mori y viejos fantasmas parecían ronda la casa albiazul, cuando Gignac puso el 1-1 a seis minutos del final, pero este Rayados no permitió más daño

Era hora de gritar "campeón" otra vez y de celebrar en su casa y con su gente.

Y es que los Rayados son los Tetra Fregones de la Ciudad.