| | Osorio agradeció el gesto de sus jugadores.
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José Luis Ramírez |
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¿Y qué hacían los seleccionados mexicanos y sus familiares yéndose a celebrar la clasificación al Mundial hacia un costado de la cancha del Estadio Azteca y no en el círculo central? Fueron a dedicarle el pase a Juan Carlos Osorio, a festejar con él. Ahí estaba el palco del técnico colombiano, quien ya tenía puesta su playera blanca con la leyenda Rusia 2018, quien por fin tuvo una caricia después de tantos golpes en su proceso. Osorio es capaz de generar tanta animadversión fuera del Tricolor como de ganarse el cariño y el respeto de sus futbolistas. El silbatazo final fue el inicio del folclore mexicano, del "Cielito Lindo", "El Rey" y de "México en la Piel". Los familiares de los futbolistas ingresaron a la cancha a celebrar. Los hijos de los jugadores participaron en una cascarita en la misma portería en la que minutos antes Hirving Lozano había vacunado a Panamá. Porque el Tricolor tuvo por fin una clasificación tranquila y ahora sólo peleará por mantener el liderato, que no consigue desde el primer Hexagonal, rumbo a Francia 1998. En 2005, el equipo cedió su sitio como puntero en el último partido de la Eliminatoria. Se acabaron las pesadillas, los procesos turbulentos, esos continuos cambios de técnico, los "bomberazos" con Javier Aguirre, los días en que se requería un héroe como Cuauhtémoc Blanco o, peor aún, como el estadounidense Graham Zusi. Y ahora comienza la planeación para la Copa del Mundo, la séptima consecutiva. Osorio tendrá que desgastar su libreta y los bolígrafos en azul y rojo. |