Lance Armstrong finalmente se quebró.
 
No mientras expresaba un profundo remordimiento o arrepentimiento, aunque hubo mucho de eso en la segunda parte de la entrevista de Armstrong con Oprah Winfrey.
 
No fue por los 75 millones de dólares que perdió en acuerdos de patrocinio, ni cuando Armstrong fue obligado a salir de la institución de caridad que fundó, Livestrong, y que llamaba "sexto hijo". No fue ni siquiera por su suspensión de por vida de las competencias.
 
Fue otro daño colateral que Armstrong dijo no estaba preparado para enfrentar.
 
"Vi a mi hijo defendiéndome y diciendo: 'eso no es cierto. Lo que dices sobre mi papá no es cierto'", recordó.
 
"Fue entonces que supe que tenía que decírselo".
 
Armstrong estuvo al borde de las lágrimas en ese momento, refiriéndose a Luke, de 13 años, el mayor de sus cinco hijos. Parpadeó, alejó la mirada de Winfrey, y con sus labios temblando, batalló para contener las lágrimas.
 
Esto fue apenas pasada la mitad del programa de una hora en la cadena OWN de Winfrey. En la primera parte, transmitida el jueves, el desacreditado campeón de ciclismo admitió usar drogas para mejorar el rendimiento cuando ganó los siete títulos consecutivos del Tour de Francia.
 
Los críticos dijeron que no parecía estar lo suficientemente arrepentido en la primera mitad de la entrevista, que fue grabada el lunes en Austin, pero el ciclista pareció perder el control cuando Winfrey se enfocó en el drama emocional que involucraba su vida personal.
 
"¿Qué le dijiste?", preguntó Winfrey.
 
"Dije: 'Escucha, ha habido muchas preguntas sobre tu papá. Sobre mi carrera. Si me dopé o si no me dopé. Siempre he negado eso y siempre he sido desafiante e implacable sobre eso. Ustedes lo han visto. Probablemente por eso confiaron en mí'. Lo que vuelve esto aún más enfermizo", dijo Armstrong.
 
"Y le dije a Luke", y aquí Armstrong hizo una larga pausa para recuperarse, "dije: 'ya no me defiendas, no lo hagas'. Él dijo OK. Solamente dijo: 'mira, te amo. Eres mi papá. Esto no cambia las cosas'".
 
Reconoció su deseo de volver a competir, aunque sabe que no podrá hacerlo más.
 
"Soy un competidor. Es lo que he hecho toda mi vida. Amo entrenar. Amo correr", respondió Armstrong a pregunta expresa de Winfrey sobre si estaba utilizando la entrevista para regresar a competir.
 
"No en el Tour de Francia, pero hay muchas otras cosas que podría hacer. Merezco ser castigado. No estoy seguro si merezco una pena de muerte".
 
Winfrey también habló de Kristin, ex esposa de Armstrong, de quien el ciclista dijo que apenas sabía lo suficiente del dopaje y de las mentiras para pedirle que se detuviera. Kristin lo hizo prometer que su regreso en el 2009 estaría libre de drogas.
 
"Ella me dijo, 'lo puedes hacer bajo una condición: que no vuelvas a cruzar esa línea'", reveló Armstrong.
 
"¿La línea de las drogas?", preguntó Winfrey.
 
"Sí. Y yo dije: 'es un trato'", respondió Armstrong. "Y nunca habría traicionado ese trato con ella".