Hace más de 4 años tomó la decisión de salir, de aventurarse por rutas - para él - desconocidas e inexploradas.
Construyó su propia embarcación y viajó hasta un País como el nuestro con el riesgo de naufragar en el intento o de perderse en la inmensidad de la nada.
Pero, aún sabedor de que su galante apellido podría nunca más volver a sonar en sus tierras... embarcó. Partió desde el Mediterráneo siempre consciente que los ecos de este lado del Atlántico difícilmente se escuchan hasta Europa (a menos que las señales provengan del cono sur).
Sin importarle nada, André Pierre apuntó valiente sus velas hacia la Liga MX para conquistarla sin saber que sería México quien le conquistaría. Acá reencontró el amor por eso que tanto le apasiona, se reconcilió con el gol y lo abrazó para nunca soltarlo.
Pronto, tuvo la aceptación de todo un territorio ahora convertido en imperio.
El francés llegó sin saber que marcaría una época en el futbol mexicano, que le haría mucho bien a Tigres, que lo potenciaría, que hasta - indirectamente - catapultaría a Rayados a través de una sana rivalidad.
Lamento que haya quienes por absurdas razones no sean capaces de reconocer la calidad del delantero galo simplemente porque llevan puesta otra camiseta. Hablar de lo bien que lo ha hecho Gignac en su paso por México no los hará malos aficionados. No traicionarán a sus colores; por el contrario, los enaltecerán como sensatos amantes del futbol.
Intentar concluir quién será mejor si él o Tomás Boy, es una pérdida de tiempo. No lo hagan, no vale la pena. La grandeza no necesariamente es para para uno solo. La grandeza se puede compartir y se escribe por capítulos. Hoy, el episodio le corresponde a André-Pierre.
Algún día la pluma estuvo en las manos (botines) de Cabinho, Reinoso o Cardozo.
Más como Gignac. Capitán de tripulación, maestre, contramaestre, sobrecargo y marinero a la vez. Tripulante que no le tuvo miedo al oleaje ni a la distancia. De goles, casi todos memorables, hombre récord, genio y virtuoso. Sin él, Tigres sería menos y Rayados quizá más. Navegante de honor, conquistador conquistado y enamorado de México.
AMÉRICA EN DESVENTAJA América entre millonarias transacciones y lesiones, ha resquebrajado su columna vertebral. No más Marchesín, Edson, Mateus y al menos por 3 meses, no más Castillo.
Como simple ejercicio mental. Quítenle a Tigres, a Nahuel, Ayala, Pizarro y Gignac; a Rayados, a Barovero, Nico, Rodríguez y Funes Mori; a León, a Cota, Mosquera, Montes, Campbell y Macías.
Por más banca con calidad que tenga, América no tendrá un torneo sencillo. Sólo el tiempo dirá si valió la pena ser más rico con el riesgo de que pueda hundirse el proyecto deportivo. Por eso, Ochoa está tan cerca de cruzar el Atlántico de regreso.
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