Cuando tenía que dar el golpe de autoridad lo hizo sin reparar, sin esparcir dudas, con un futbol convincente y por momentos demoledor. Fue mucho más responsable que Tigres de lo que estaba en juego y más consciente de lo que tenía que hacer para llegar fortalecido a la Liguilla.
En América no caben las justificaciones. Imposible escuchar lamentos. Por sus pasillos no hay opción para arrojar pretextos ni quejas. Sería causal de amonestación o de una grave falta administrativa te llames como te llames. Es el único equipo en México que está obligado, por esencia e historia, a ganar donde quiera que se plante. Así tenga que salir con ocho jugadores al terreno de juego y así cuatro de ellos arrastren las piernas por dolor o cansancio.
Con bajas o sin bajas, con improvisaciones o sin improvisaciones, América tiene por estricto decreto salir a dejarlo todo. No puede ni debe guardarse nada. No está para dejar en la valija de cada jugador, un porcentaje de intensidad ni para dejar en el vestidor, alguna dosis de futbol por más que el camino aún sea largo. Se juega todo partido a partido.
Administrarse no es parte de su vocabulario. Si sólo le queda la reserva de gasolina en el tanque, con eso le tiene que bastar para meter el acelerador a fondo. No siempre ganará la carrera pero sí que es capaz de revolucionarlo todo.
Quedó demostrado ante Tigres. Frente al equipo "parámetro", América habló en la cancha, no en las redes, en las conferencias o a través del vox pópuli.
Córdova lució y fue el mejor. Ha vuelto a ser el referente, el distinto, el exquisito. Hoy representa al americanismo. Elegante y mordaz con la pelota.
¿Y Tigres? Tigres tuvo todo sobre la mesa para dar ese golpe de autoridad que su afición tenía ganas de gritar a los cuatro vientos. Ese triunfo en la casa incómoda que hubiera hecho enloquecer a su leal fanaticada. Pero le faltaron argumentos y un mundo de deseo para conseguirlo. Reaccionar 10 o 15 minutos es insuficiente en casa del América.
Aún así, Tigres es de los que nadie querrá toparse en Liguilla. Sus dardos que adormecen rivales para luego devorarlos, sabemos, son letales.
A una jornada de que termine la fase regular (no sé en qué momento todo se fue como agua entre las manos), León ha sido el mejor del torneo y aún así no termina por ser considerado el número uno favorito para adjudicarse el título.
Y mucho cuidado con Rayados. Sigiloso fue adentrándose hasta la parte alta. Fue escalando posiciones sin hacer tanto ruido. Su 11 es poderoso y su banca intimidante, envidiable.
Traen la inercia positiva, se han acostumbrado al triunfo y cuentan todavía con un as bajo la manga que los puede catapultar y fortalecer aún más: la Copa MX.
Ese gran sorbo de agua antes de saltar a la Liguilla. Ese perfecto bálsamo que le calentará los músculos para el momento esperado.
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