Dirigió al Barcelona con todo lo que ello implica, incluido el jugador más perseguido del mundo. También estuvo al frente de la Selección Argentina con los siempre inflamables vestidores de tanta estrella ahí reunida; con prensa mordaz, lapidaria y puntillosa de por medio.
¿Qué le puede espantar a Martino? ¿Qué se le podría escapar de las manos o salir de control a estas alturas? Nada.
La Selección Mexicana, además de contratar a un gran director técnico, contrató a un hombre capaz de transformarse en chaleco antibalas cada vez que aparece ante las cámaras. Un técnico que muta en efectivo dispositivo para soportar y/o esquivar cualquier tipo de ráfaga.
Gerardo Martino sabe poner el pecho, no se esconde, es inmutable y emana serenidad. Siempre tiene la respuesta que sabe a congruencia y sensatez. Experto en desarmar cuestionamientos sin aspavientos y sin granadas en la mano para lanzar a los reporteros.
Habló de Luis Montes porque fue el propio jugador del León quien recientemente hizo pública su petición de no ir más con Selección al sentirse relegado y decepcionado ante la falta de oportunidades. Jamás hubiera externado una sola palabra que pudiera exhibir o afectar al futbolista.
De Fernando Navarro no tuvo ningún empacho en decir que prefiere a "Chaka" Rodríguez y a Jorge Sánchez como laterales por derecha. Que en la competencia por dicha posición hubo dos que le han ganado la carrera por el momento. No da rodeos y declara lo justo.
Gusten o no sus decisiones, se concuerde con él o no, dice las cosas abiertamente y eso, en estos tiempos, se agradece.
Confiesa que habló con JJ Macías. Que le pidió máxima concentración con su club, que piense en Chivas, que se enfoque en el presente y que deje en manos de su representante cualquier tema que tenga que ver con el futuro. Que entienda que lo más importante por ahora es la cancha y que su única tarea es el gol.
A cualquier otro entrenador le podría dar enteramente lo mismo lo que pase por la cabeza del futbolista siempre y cuando éste le rinda en la cancha.
Respecto a Antuna y Vega, soy de los que piensa que Martino tuvo una oportunidad histórica de sentar un precedente en cuestiones disciplinarias y que fue un error llamarlos para el próximo partido porque el mensaje puede resultar contraproducente. Sobre todo para los de mente dispersa y subordinación relajada.
Pero Martino va un paso adelante. Se limita a decir que ya habían pagado su castigo interno con Chivas y que eran jugadores elegibles al no tener ningún tipo de suspensión. Encontró el mecanismo de defensa idóneo para contrarrestar la pregunta más allá de que sea una buena o mala decisión darles nuevamente cabida.
Se extrañaban las conferencias de Martino. Tenga o no tenga razón, el tipo sabe plantarse ante los medios. Siempre tiene la estrategia que le permite, como mínimo, empatar.
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