Si todo sale bien, el próximo 10 de septiembre se pondrá en marcha la temporada 2020 de la NFL.
Una vez que 67 jugadores tomaron la decisión de hacerse a un lado y no jugar por temor a la pandemia que no cede terreno, el resto de quienes integran los 32 rosters de la liga buscan adaptarse a la larga lista de protocolos que se han establecido para intentar que la campaña pueda desarrollarse sin interrupciones.
Y aunque nos gustaría que la realidad fuera distinta, está claro que la NFL es una industria multimillonaria cuyo objetivo fundamental no es salvar vidas o ayudar a controlar la pandemia, sino reducir, en la medida de lo posible, las enormes pérdidas económicas que generarán los estadios vacíos o semivacíos en los que se verán obligados a jugar a partir del próximo mes.
Así las cosas, y a menos de un mes del duelo inaugural, hoy planteo tres interrogantes que podrían darle forma a una campaña que, pase lo que pase, será atípica por muchos motivos.
- ¿Qué pasaría si se presentan casos como el de Cardenales y Marlins en la MLB?
Los múltiples casos de jugadores que dieron positivo por Covid-19 en estas dos instituciones han puesto en riesgo el equilibrio competitivo y la viabilidad de la temporada en Grandes Ligas, que sigue buscando la forma de reponer las fechas, programando dobles juegos y eliminando días de descanso.
Si bien es cierto que la NFL pudiera tener mayor margen de maniobra por jugar sólo una vez por semana y por que cada equipo tiene una semana de descanso en su calendario, es evidente que un período largo de inactividad como el de San Luis comprometería seriamente la posibilidad de que los 32 equipos jugaran sus 16 partidos.
Si tomamos en cuenta que el número de jugadores es mucho mayor en al NFL que en MLB, y que el deporte implica contacto constante, tanto en los entrenamientos como durante los partidos, se antoja muy poco probable que la campaña se juegue de principio a fin sin sobresaltos.
- ¿Los Playoffs y el Super Bowl se jugarán a puertas cerradas?
Aunque quisiera ser optimista, dudo mucho que una vacuna vaya a estar disponible antes de fin de año.
Incluso si ese fuera el caso, me parecería irresponsable que las primeras dosis se administraran a deportistas y aficionados, antes que a integrantes de grupos vulnerables.
Si a esto sumamos que la temporada de influenza podría multiplicar los casos de pacientes con necesidad de ser hospitalizados durante el invierno, creo que en el mejor de los casos, los estadios se mantendrán muy por debajo del 50 por ciento de su capacidad en los meses de enero y febrero.
Es más, si de mí dependiera, toda la campaña tendría que jugarse a puertas cerradas, no sólo como una medida de prevención, sino también como un mecanismo que garantice equidad entre los 32 equipos.
- ¿Es posible señalar favoritos en un entorno como éste?
Sin juegos de pretemporada y con tantas limitaciones para trabajar en los campos de entrenamiento, los equipos que estrenan entrenador en jefe y/o coordinadores van a batallar para ser competitivos.
De igual forma, aquellos equipos con un sistema probado y líderes experimentados dentro y fuera del terreno de juego, tendrán una ventaja importante.
Así las cosas, creo que Baltimore y Kansas City serán muy superiores al resto de las escuadras en la Conferencia Americana, mientras que Nueva Orleans, Seattle y San Francisco, serán los rivales a vencer en la Conferencia Nacional.
Twitter: @JosePabloCoello |