| | Para el lanzador de la novena jalisciense es difícil estar alejado de su familia.
FOTO:
Archivo |
| |
| |
|
|
|
Desde los 5 años Brian Broderick ya sabía lo que quería ser de grande.
El juego que lo entretenía de pequeño se convirtió en su fuente de ingreso y recuerda como si fuera ayer la llamada que hizo todo eso posible.
"Estábamos mi mamá y yo en la casa, cuando recibí esa llamada, ella comenzó a llorar", dijo Broderick al recordar cuando San Luis lo eligió.
El 7 de junio de 2007, los Cardenales firmaron a un abridor de Phoenix de 20 años en la ronda 21 del draft.
"Nunca pensé que se daría, no tiraba tan fuerte, nunca fui el mejor jugador, cuando recibí esa llamada fue un sentimiento de agradecimiento, tener la oportunidad de lograr mi sueño, de un día lanzar en las Grandes Ligas".
Broderick tiene raíces mexicanas, por el lado de su madre y por ello el amor a la gastronomía del País.
Tardó en cumplir su sueño, pero lo logró: a los 24 años debutó con Washington, el 3 de abril lanzó en la octava entrada, pero se convirtió en una pesadilla.
Broderick permitió cuatro carreras en dos tercios. Ese año tuvo otras 10 apariciones, hasta que Washington lo bajó a AAA, luego a AA, hasta llegar al nivel más bajo.
Y lo peor estaba por llegar.
"En 2013 me destrocé el codo y no sabía cómo podía volver. Los equipos me decían que era un gran riesgo".
No encontró equipo en el beisbol organizado, así que fue a Ligas Independientes, donde Charros lo vio y lo firmó. Broderick se había reinventado a sí mismo, de ser abridor pasó a ser relevista, y una lesión en Jalisco lo puso a él como el cerrador.
En su primer año ganó el premio a Relevista del Año y se convirtió en un consentido de la afición.
"Estoy feliz de haber elegido venir, ha sido una bendición".
Pero no todo es felicidad, la peor parte de ser beisbolista es estar lejos de su esposa e hijos.
"Ver a tus hijos crecer por la pantalla del teléfono es algo que no quieres experimentar, quieres estar ahí y verlos caminar, decir su primera palabra en persona. Hacerlo por el teléfono, es una bendición por la tecnología, pero me duele, porque no estoy ahí".
Pero eso no lo desanima, pues Broderick no se ve haciendo algo diferente, ni si quiera ejercer lo que estudió en la universidad: negocios, ya que su único negocio es redondo, como una pelota.
Ausencia de Gutiérrez, clave para Charros
Gabriel Gutiérrez ve el beisbol como un juego similar al ajedrez, donde cada movimiento tiene atrás una estrategia bien planeada. Y en el tablero de los Charros, Gutiérrez es el rey.
Por ello es que Jalisco ha resentido su ausencia, ya que el cátcher no juega desde el 22 de octubre y no tiene fecha de regreso, inclusive podría requerir otra cirugía en la rodilla que lo haría perderse el año por completo.
Una lesión en la espalda lo hizo perderse casi todo el verano con los Diablos Rojos, ahora la rodilla lo tiene en vilo con Charros; el receptor está abierto a probar de todo, menos inyecciones de cortisona.
La campaña pasada, su ausencia se tradujo en la pérdida de la Final, aunque Charros trajo como refuerzo a Sebastián Valle, quien nunca se acopló.
En esos Playoffs, Charros tuvo efectividad de 2.02 con Gutiérrez y en la Final, con Valle, fue de 4.07
"Yo llegué a esta organización en 2005 (Guasave), he visto llegar a todos estos lanzadores y me he ganado su confianza", explica el "Nini".
El receptor es el único pelotero que tiene todo el juego de frente, por eso puede armar la estrategia y aconsejar a sus compañeros. Él se define como un receptor agresivo, que le gusta meterse dentro de la cabeza del bateador rival para destantearlo y que nunca esté cómodo en el plato.
"Si un bateador le pega a un pitcheo, en su siguiente turno no va a esperar el mismo lanzamiento, yo le digo a mi lanzador que se anime y lo tire, que confíe en mí, yo tomo la responsabilidad".
El impacto inmediato de la ausencia de Gutiérrez se nota en el standing, con él tenían marca de 7-4; sin él, 5-10.
Los lanzadores han pasado de una efectividad de 3.18, con el "Nini" detrás del plato, y con Ángel Chavarín o Carlos Garzón el ERA de los pitchers es de 5.40 este año.
Chavarín, de 25 años, había sido tercer cátcher casi toda su carrera y Garzón, de 23, acaba de rebasar las 100 apariciones en el plato.
|