La falta de sincronización entre Ingrid Oliveira y Giovanna Pedroso en la plataforma de 10 metros las mandó a la última posición de la competencia. Detrás de su resultado había una relación rota entre ambas.

Una noche antes de la Final de clavados sincronizados, Pedroso se preparaba para dormir y llegar lo más descansada posible a la prueba en la que las brasileñas llegaban con fuertes posibilidades de subirse al podio, por ser locales y por haber ganado la plata un año antes en los Juegos Panamericanos de Toronto.

El plan de Oliveira para la noche anterior era otro.

Según los reportes de medios brasileños, Oliveira llevó al cuarto donde estaban las clavadistas en la Villa Olímpica al remero brasileño Pedro Goncalves para tener relaciones sexuales con él.

Después de una fuerte discusión por esta acción, Oliveira terminó mandando a Pedroso a otra habitación para no ser molestada.

Pedroso acusó a Oliveira con las autoridades brasileñas, quienes poco podían hacer a unas horas de la final.

En dicha prueba, las brasileñas tuvieron una pésima actuación, terminando en el último lugar.

"Erramos un salto que prometía mucho, pero somos jóvenes y adultos al mismo tiempo. Sé que nuestras diferencias separan a la piscina (...). Creo que para nuestros primeros Juegos Olímpicos y sin estructura para los saltos en Río, se hizo bien en general. Y me gustaría informar a todos los que vienen aquí hablar mal de mí o de mi pareja sólo hará mi desprecio porque nada va a cambiar mi sueño ", escribió Oliveira en su cuenta de Instagram, foto que después borró.

Aunque se trató de mantener en secreto la situación, esto se filtró en redes sociales, y la afición brasileña le dio con todo a Oliveira, criticándola por su falta de compromiso.